El Fuero de Colindres
Desde la Edad Media hasta el siglo XIX, Colindres disfrutó de una singular posición administrativa gracias al Fuero concedido por la Corona castellana en 1399 y que le confería una importante autonomía municipal y fiscal.
En el siglo XIV Colindres estaba integrada en la Junta de Seña (junto a Limpias, Laredo, Liendo, Ampuero y Seña), la cual, a su vez, pertenecía a la Merindad de Vecio, entidad administrativa territorial del Reino de Castilla que se extendía por la Cantabria oriental y el oeste de Vizcaya. Esta Merindad, sin embargo, se vio sucesivamente menguada con las concesiones de los fueros de Castro Urdiales (1177) y Laredo (1200).
En 1399, el rey castellano Enrique III, para hacer frente a los ingentes gastos militares de su guerra con Portugal, hubo de empeñar numerosas propiedades; entre ellas la villa de Valmaseda y los lugares de Limpias y Colindres a favor de su Camarero Mayor y Merino Mayor de Castilla la Vieja, Juan de Velasco, por el precio de 15.000 florines de oro.
La propiedad de estos lugares, “con su jurisdicción alta y bajo, civil y criminal”, pasaría así a manos de un señor que en aquel momento extendía su poder por las comarcas orientales de Cantabria (controlaba ya el paso de la barca y la torre de Treto), con el objeto de dominar las comunicaciones imponiendo tasas al tráfico del Camino Real y de ambas orillas del Asón. Su objetivo final: apropiarse señorialmente de la Merindad de Vecio.
La oposición de la villa y los lugares a someterse a un señor feudal arrancó del rey el compromiso de anular la venta si aquellos aportaban la mitad del precio establecido. Así, Valmaseda pagó 5.000 florines y Limpias y Colindres 2.500. A cambio, la Corona castellana se comprometió el 16 de junio de 1399 a no volver a enajenarlas, protegiendo a las tres poblaciones con los privilegios del Fuero de Vizcaya.
La consecuencia práctica fue que la villa de Colindres obtuvo una importante autonomía administrativa, además de relevantes ventajas fiscales y la exención de quintas (el servicio militar). El Fuero se convirtió en un importante instrumento de fomento económico, beneficiando el tránsito comercial que canalizaban el Camino Real y el Camino de la Costa, así como la actividad de astilleros desarrollada en el ribero. Autonomía administrativa y virtual paraíso fiscal que se mantuvieron hasta la integración de Colindres en la Provincia de Santander, a comienzos del siglo XIX.